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jueves, 1 de diciembre de 2011

35 años no son nada...

El día de Reyes del 76 nos despertamos a la mañana y a los pies del arbolito tres reyes magos nos habían dejado esas muñecas que tanto habíamos pedido.
Fueron meses de verlas en ese estante alto del negocio cerca de casa, meses de desearlas, de soñarlas, de dictar esa carta para los Reyes esperando que llegara a destino y que esas muñecas novias llegaran a nuestras manos pero nos parecían tan lindas que hasta dudábamos que el sueño pudiera hacerse realidad.
Esa misma mañana, cuando aún no podíamos hacer otra cosa que tenerlas en nuestros brazos, nos sacamos esta foto en la puerta de nuestra vieja casa, con el fondo de la que sería nuestra casa después:    Dorita y yo, nuestras muñecas novias y nuestro hermano Daniel.
Cuando llegamos a casa hace un par de semanas, esas y otras muchas muñecas esperaban a Maia arriba del sillón del living. Los días pasaron y una mañana, de sorpresa, llegó el desde Ushuaia para conocer a su sobrina, abrazar a su mamá, estar un poco con su hermana (yo), mostrarnos a su nietito y llenarnos de esa buena onda que el siempre  nos transmite...
En unas horas su avión lo lleva de nuevo a Ushuaia, y Maia ya me pregunta cuando lo volveremos a ver. Ella lo adoró, jugó con el, lo abrazó y hasta pudimos hacer el remake de esa vieja foto de 35 años atrás cuando la niña era yo y disfrutaba de mi hermano, tanto como ahora lo hizo ella con el..



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