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lunes, 31 de enero de 2011

Normalidades nuestras

A casi tres añitos...

es normal llamarme Marzela cuando jugamos o cuando estamos entre amigos, pero si estamos en un ambiente donde hay desconocidos casi siempre me decis Mamma o Mamá;

es normal sentarte en la mesa para comer con nosotros y sacar de tu plato las cosas que no te gustan para que las coma papá, como también lo es mirar Los Simpsons a la hora de la cena!...;

es normal tener caprichos de vez en cuando (muy esporádicos) y correr a la habitación para llorar sola hasta que se te pasa para volver tranquila y serena. Digamos que todo empezó casi por casualidad cuando un día, por una causa que ni recuerdo te dije: Si tenés ganas de llorar, podés ir a tu habitación, y lo hiciste y quizás ahí descubriste que los berrinches es mejor sacártelos sola, porque lo tomaste como costumbre;

es normal que aceptes con respeto cuando te decimos que No a algo, sin quejarte, sin odiarnos, a veces hasta tapándote la boca por tener el impulso de decirnos algo que alguna vez se te escapó y te dijimos que no era justo para decirnos por un simple No.. Tanto es normal que aceptes nuestras reglas que casi siempre escuchamos un Va Beene tuyo como respuesta.

es normal despertarte tarde los fines de semana y venir a la cama grande con nosotros para seguir durmiendo un ratito mas hasta tener hambre y levantarnos.

es costumbre que desayunemos las dos juntas en la mesa chiquita de la cocina, y que me digas, Sentate Mama si ves que sigo haciendo cosas sin parar, o que me pidas de hacerte compañía si termino antes que vos.

es costumbre pedir un libro cuando vas al baño!!! Y no un libro al azar, el pedido viene modificado cada día con un libro en particular... y si bien no digo que lo lees, porque edad para eso no tenés, lo abris y contás miles de historias imaginarias o inventadas con las imágenes, así que mientras te escuchamos hablar sabemos que estás bien ocupada..

es normal traerte amiguitas a casa, jugar con ellas y hasta que se queden a cena, como también es normal que vayas a casa de ellas de vez en cuando..

y también lo es pedir de quedarte a ver una película con nosotros a la noche, y que nosotros aceptemos tu pedido porque sabemos que si te pedimos silencio, silencio harás, hasta quedarte dormida después de media hora en el sofá... y si no hay películas para ver nos iremos a la cama grande, hablaremos y después llegará el silencio absoluto con la luz apagada hasta que, después de 5 minutos de lágrimas te dormirás en los brazos de alguno de los dos..!

y con todo esto, es normal que nos sintamos afortunados y contentos de tenerte!...

martes, 18 de enero de 2011

Tato!

Mientras trato, con un poco de esfuerzo, de ponerle el cinturán a Maia en el auto digo...
- Que chico que es este auto... casi ni puedo poner a Maia aca adentro.
Y ella que responde.
- y si, Tato aca no entra...
Entonces nos miramos con el papá y nos reímos.
Porque ella sabe que hay alguien en camino, y aunque no sabemos el sexo, ella decidió solita y desde el principio llamarlo Tato.
Porque creemos que no sabe todos los cambios que este hermanito/a puede comportar, pero cuando nos dice  cosas de este tipo nos hace entender que ella entiende mas de lo que pensamos...
Ese Tato (que se convierte en Tata a veces).. dice, será solo para ella. Mientras tanto parece saber que será inevitable perder un poco de mi tiempo, entonces está mas mamá o Marzela que nunca..!

lunes, 17 de enero de 2011

Vacaciones invernales?

Pocas veces la vi haciendo tantas cosas y con tanto entusiasmo. Estuvimos una semana de vacaciones. Su familia, esa piccola de tres, y esa grande que incluye nonos, tios, primo. Una banda de 10 que giraba siempre toda junta, muchas veces hasta sin ponernos de acuerdo.
Y ese tipo de vacaciones que muchos padres eligen para sus hijos, y que hasta ahora nosotros habíamos tanto evitado y temido.
Pero no obstante nuestros temores, nos dimos cuenta que para ella fue casi tan entusiasmante como su mes en el mar en verano. Nueva rutina, nuevas cosas para ver, muchos personitas de su edad, y muchas cosas nuevas para hacer.
Desde los pececitos de colores en la barrera coralina que giraban a nuestro alrededor y que tanto le gustaron, el miedo a los camellos, el despertarse con todas esas piscinas y el mar rojo para ver por el ventanal de la habitación, los desayunos, almuerzos y cenas en esa mesa grande con esa gran familia y el primo Tommaso siempre a su lado para llenarlo de abrazos y de besos y para jugar juntos, las noches de baile, los disfraces, los espectáculos, y toda esa vida al aire libre...