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viernes, 22 de octubre de 2010

Tijeretazos!

Cuando ella tenía tres semanas, un día tomé coraje, me escapé a un negocio, compré uno de esas maquinitas para rapar la cabeza , la puse en el cambiador y, muy decidida, empezé a pelarla.
Sabía que ni siquiera si me recorría toda Roma iba a encontrar alguien dispuesta a pelar a un bebé, eso acá no se usa! entonces o lo hacía yo o no lo hacía nadie y como de verdad quería hacerlo, tenía que poner manos a la obra.
Max no estaba del todo de acuerdo, pero en esas semanas respetaba el no contrariarme en nada y por nada, asi que si yo quería hacer algo, el solo se limitaba a decir: Si vos querés...
Y tanto me complacía que hasta aceptó ayudarme a tener la cabecita chiquitita de Maia quieta mientras le pasaba la maquinita.
No les puedo explicar la sensación apenas dos segundos después de empezar, mientras lo hacía me arrepentía mientras le decía a Max: qué hago si queda asi? Tenía franjitas medio peladas, y otras partes con cabello, Un verdadero desastre que por suerte se resolvió después de 2 largos minutos cuando terminé con mi obra. Había quedado perfecta, tal como quería y sin cabello!.
Desde esa vez con la maquinita pasaron 2 años y 7 meses sin que nadie mas le cortara el cabello, y así le llegaba casi hasta la cintura, Hasta ahora nunca pensé en cortarselo, estaba bien así, pero la semana pasada, mientras trataba de relajarme en la bañera, ella entró al baño y me pidió entrar. Entonces me dije: ahora o nunca:
-Podés entrar si aceptas que te lave y después te corte un poquito el cabello
-Va Beene
Y así mis intentos de relajarme en la bañera terminaron en la segunda sesión de peluquería entre nosotras dos.
Le puse un videíto en el teléfono para que se quedara quieta y comenzé mi trabajo: 10 cm que cayeron al piso y después de unos minutos tenía un corte perfecto y tan derechito que aún ni creo que lo haya hecho yo!.
Y cuando terminamos corrió a mostrarle a su papá cómo le quedaba!.

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