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jueves, 30 de octubre de 2008

Jugando con Dorita



Ella le habla, le canta canciones, le hace el bañito, la cambia, le da de comer y la lleva tarde a la guardería.

Y Maia, chiquitita, le responde con un monton de ba-ba, da-da, mmmaa, aaaa, gaa-ga, y con carcajadas interminables. Se siente confundida, pero feliz, cree que repentinamente tiene dos mamás. Me mira a mi, la mira a ella, vuelve a mi, vuelve a ella, y hace gestos extraños. Quizás se pregunta porqué ella es tan parecida a mamá.
Después de un par de horas ya le estiraba los brazitos, privilegio al momento destinado solo al papá y la mamá... y eso no es poco para comprarse a la tía que se le caen las babas.
Vino otra vez Dorita desde Londres, vino y ya casi no trajo nada para mí, pero si muchas cosas para Puppy.

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