Cinco noches, seis días compartidos y este Año Nuevo que nos cambió de década.
Con el primito Masso, la amiga Chloé, esa tía que llamás Isa (Luisa), Dario que después de regalarte algunos golpes se convirtió en Babba-No, Davide que te hizo llorar un par de veces por no dejarte participar de sus cosas y la pequeña Stefania a quien tocabas con ese cariño de bebé.
El sonido de las vocecitas que cada mañana se buscaban entre ellos, las horas en ese espacio que se convirtió en la sala de juegos, las canciones y las tantas veces que bailaron todos de la mano, el juego con la masa de Luisa, los globos de colores, los baños en la bañera con Chloé y Tommaso, las caminatas en la campaña toscana, los desayunos y las comidas con esos compañeritos de ocasión. Hasta la hora en la que, cansada de tanto, me pedías desesperada la leche, para irte a dormir por mas de 12 horas seguidas.
Casi seis días en los que descubrimos tus movimientos en sociedad. No eras esa misma que vemos día a día con nosotros o con algún amigo, eras una Maia diversa, esa que se mueve entre pares, que busca sus protegidos, que le gusta bailar de la mano, que tiene alma protectora, que llora poquito cuando alguien le hace mal y perdona rapido, que toma distancia cuando algo no le gusta. Y me asombraste porque era algo que no imaginaba descubrir...!
Pero también descubrimos que los viajes en auto no te hacen bien, que las curvas y los largos viajes te aburren y te atacan al estómago.. como lo hacían conmigo y con Luisa cuando eramos chiquitas.
Descubrimientos, esos significaron estos días, que tanto, tanto te gustaron que antes de entrar a casa te clavaste en la puerta gritando no no, para despues girarte y escapar diciendonos chau...!
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