Pasaron muchos meses, muchos años, tanto que es mejor no ver cuantos..
Muchas veces pienso en volver, solo para dejarles a ellos una señal de estos años maravillosos que no volverán, y que son inconscientes de vivirlos. Pero sobretodo para dejarme ese recuerdo vivo como lo es ahora a mi.
Un día crecerán y nada será como lo es ahora. Las corridas serán distintas, las preocupaciones mayores, los horarios, los amigos, las cenas y almuerzos dejarán de ser ruidosos y no tendremos siempre un vaso que caiga en la mesa, ni a Luna tratando de pescarse cada miguita que cae al suelo.
Si de esto se trata la felicidad, bienvenida sea.
Marco sigue siendo Tato para nosotros, en estas semanas vive con gran entusiasmo esa experiencia única e inolvidable de empezar la escuela. El es todo vida social, expansivo, despreocupado por los problemas, con la atención solo suya de saludar siempre a los viejos amigos, a los conocidos, lleno de gestos atentos hacia todos que hacen que sea casi siempre un centro de atención.
Malena, sweet Malu. La chiquita mimada por todos, llena de gestos expresivos, con ojos llenos de chispas que hablan sin palabras. Habla, y habla mucho, (en realidad lo hacen los tres). Tiene momentos de Tato y momentos de Malena, pero disfruta también mucho el jugar en soledad.
Ellos siguen siendo Marco, Tato y Malena. Y estos, aunque contados, siguen siendo sus pasos.