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martes, 14 de enero de 2014

Violetta

En el medio de mi lucha -que-ya-tanto-lucha-no-es- por hacerte también "argentina", un día hace mas de un año me encontré con Violetta, y mientras lo primeros meses resistí a la idea por pensar que eras chiquita, desde poco antes del verano di rienda suelta pensando que ya tenías edad de saltar de Los Mundos de Uli y Zapa Zapa, a una nivel mas avanzado. Y entonces llegó ella con sus capítulos, sus canciones, sus coreografías y todo lo el merchandising de la Disney que lo acompañaba.
En las vacaciones te vi bailar con tus amiguitas del mar, en setiembre empezaste con el furor del album de figuritas y la serie que viste religiosamente en castellano todos estos meses.. y entonces, cuando supe de la venta de entradas del concierto dije que podría ser un buen regalo para la Navidad.
Y conseguimos esas entradas, solo que en la espera y con todas las cosas de los ultimos meses, esas entradas se "escondieron" en algún lugar de la casa del que hasta ahora no quieren salir.
Y entonces ni Papa Noel, ni los Reyes pudieron cumplir con tu deseo..
Pero, inesperadamente el sábado a la tarde, estábamos las dos en la puerta de ese recital esperando entrar, hasta que finalmente pudimos pasar las rejas del estadio y pudiste ver esa Violetta real sentada con tus amigas.
En el medio de la espera te conté de como tu mamá, a veces despistada y/o desordenada, había perdido esos billetes, de cuánto los había buscado en las últimas semanas, y de cómo, pese a todo, había encontrado una solución.
Tu respuesta fue solo:  Porqué no me los diste a mi, yo nunca los hubiera perdido!
Porque quería que fuera una sorpresa. Y de verdad lo fue. Para las dos!

Viva Violetta!


sábado, 4 de enero de 2014

No sabía que no sabías patinar!

Esa fue la última frase memorable de Maia de esta tarde.
Hoy después de semanas de pedidos de ella de ir a patinar, acepté la invitación de la mamá de una amiguita de su escuela y fuimos a una pista de hielo cercana.
Como ella no sabe patinar, y no podía hacerlo ni siquiera con el sostén (un pingüino en este caso), decidí pagar la hora, meterme los patines y con toda la soltura del mundo, entrar en la pista...
Solo que no podía encontrar el equilibrio... Asi que, sosteniéndome de las barras laterales llegué hasta el pingüino con Maia y de ellos me sostuve para aventurarme al centro de la pista (siempre sin recuperar el equilibrio) mientras mis piernas no encontraban un modo decente de moverse sobre el hielo.
Hasta que en un momento el poco equilibrio que me sostenía en posición vertical desapareció, y ni siquiera el pingüino me pudo ayudar a caer hacia a atrás prácticamente derecha golpeando la cabeza contra la pista..
Me levanté asustada por el golpe en la cabeza y al ver las casi lágrimas en los ojos de Maia minimizé el dolor y salí despacio (esta vez encontrando el equilibrio) hacia fuera de la pista tratando de no mirar a nadie, y mientras lo hacía y algunos me preguntabann si estaba bien, me doy cuenta que hasta Marco (el mas chiquito de dos años y medio), que estaba afuera con el resto de las mamás, me señalaba diciéndoles que me había apenas caído...
Y yo, alguna vez, sabía patinar!